Por Noelia Avila
fuego
que arde y centellea en los ojos del amante,
o más bien es torrente desbordado
que las lágrimas acrecen,
qué
más podré decir de él...
diré
que es locura sabia,
hiel
que empozoña
una dulzura
embriagadora"
William Shakespeare
Cuando Eva Wilhalm se
dio cuenta que le gustaban las mujeres, lo que más le preocupó fue pensar cómo
iba a hacer para conocer a una chica. También recordó sus sueños: ser madre y
casarse como cualquier otra persona. Eva pensó que eso no iba a ser posible.
...
Para llegar a la casa en donde viven Eva y Laura hay que atravesar un largo pasillo de baldosones antiguos. El hogar se levanta en dos plantas en el fondo de un ph del barrio de Villa Crespo. Se abre la puerta y se ven cuadros colgando de las paredes de color del living comedor. Allí hay una mesa cuadrada de madera y sillas plásticas estilo vintage color naranja. También hay una mesa ratona, que hace a la vez de altar, con artesanías de distintos lugares del mundo. En la pared que da a la cocina, hay portarretratos con imágenes de ellas dos en playas de arenas blancas. Tienen poca ropa y están acariciándose. Los ojos azul profundo de Laura abrazan los de Eva.
En
la habitación principal hay una cama de dos plazas con acolchado violeta y
almohadones fucsias. Unas lucecitas de esas que se usan para el arbolito de
navidad le dan un marco romántico a ese cuarto repleto de zapatos, vestidos,
pantalones, colores y texturas.
Sobre
el baño hay una escalera de material revocado que permite acceder a dos
habitaciones más.
Todo
está desordenado. Es una casa de mujeres que entran y salen varias veces al
día. Puede que llegue Eva de hacer nail arts, de dar clases de teatro, de
recitar poesías en algún bar o de ensayar. Puede que llegue Laura de dirigir
alguna obra o también de un ensayo. Siempre las espera “Valentina”, una perra
cocker de pelo marrón claro.
En
toda la casa se respira arte, arte y libertad.
…
Eva Wilhalm nació un 25 de mayo de 1983 en Lima, Perú. Es la primera hija de Gerard, también peruano, representante de la industria del cine alemán en la argentina. Y de Sandra, maestra jardinera e hija de artistas.
Creció
buscándose en relaciones efímeras con algunos chicos y soñando con ser actriz.
La primera vez que Eva besó a una mujer tenía 18 años.
-Durante
un viaje a Alemania con mis padres, cuando tenía 15 años, me la pasé llorando y
pensando en una chica que iba a teatro y que era más grande que yo. Ahí supe
que me gustaban las mujeres.
Un
día, Eva no aguantó más ese secreto que sentía que le comía la piel, y le dijo
a su madre:
-Hay
cosas mías que vos no sabés y nunca te voy a poder decir.
-¿Te
drogas?, ¿Estás embarazada?, ¿Mataste a alguien? Fueron las preguntas que le
hizo Sandra.
Cuando
Eva le dijo la verdad, su madre se puso a llorar “como si fuese lo peor que
podría haber escuchado”, cuenta Eva mientras toma aire y lo expulsa fuerte como
si otra vez se quitara una mochila de encima.
-Después
ella le contó a mi papá y sé que él rompió una lámpara.
Pasaron
los meses y Eva se puso de novia con un
chico, Marcelito. “Pobre Marcelito”, dice hoy cuando lo recuerda. Después
volvió a salir con una chica y ahí su madre le leyó un mail.
-¿Estás
saliendo otra vez con una mujer?
-Sí,
¿Y sabés qué? Me encantaría que lo aceptes porque no lo voy a cambiar- le dijo
ella con una seguridad que nunca antes había sentido.
Desde
ese momento supo que sus padres, tarde o temprano, iban a entenderlo. En el
2006 Eva conoció a Laura y al mes se fueron a vivir juntas. Cuando decidieron casarse, ambas familias les
dijeron:
-¿Para
qué tiran de la cuerda si nosotros ya las aceptamos?
…
Laura Roman nació el 18 de diciembre de 1974 y, a los 16 años, atraída por la actuación, comenzó a estudiar teatro. Luego le sumó dirección, dramaturgia y la carrera de puesta en escena.
-Yo
me lo había preguntado varias veces, pero hasta los 23 años no estuve con
ninguna mujer- cuenta Laura que frunce el entrecejo como si tuviera que hacer
fuerza para recordar sus primeras experiencias.
La
madre de Laura falleció de una enfermedad terminal cuando ella tenía 18 años
así que nunca supo nada. La primera de la familia en saberlo fue Carola, su
única y menor hermana.
-Ella
me decía: ¿Para qué le vas a contar a papá si ahora no estás de novia con
nadie?
Pero
Laura sintió que se lo tenía que contar igual.
-Papá
te tengo que decir algo.
-¿Qué
pasa Laura, estás con un amigo mío?- preguntó Antonio como si no quisiera
escuchar la verdad.
-¡Si
no tenés amigos papá! Es sólo que me gustan las mujeres…
-¿Quién,
tu amiga Cecilia te gusta? ¡Pero no es linda esa chica!- recuerda Laura y deja
salir su risa de sus mejillas llenas de pecas.
…
-Entréguense mutuamente los anillos como símbolo de la alianza de lo que han celebrado. Laura a Eva, Eva a Laura. Y sean fieles al amor que las condujo hasta aquí- dijo el cura protestante que ofició la ceremonia celebrada el 21 de enero de 2009 frente a un altar montado en un campo de la localidad de Benavidez.
Una
de ellas tenía un vestido blanco con la espalda descubierta y un lazo rosa
pálido que caía alrededor del comienzo de su cadera. Su piel blanca y su
delgadez se dejaban ver por ambos costados del cuerpo. Por encima de su cabello
suelto, rubio y ondulado posaba una coronita de pequeñísimas flores naturales
de colores.
La
otra lucía un vestido marfil al cuerpo, con un lazo negro que rodeaba su
diminuta cintura. Y sus rulos dorados estaban recogidos en un rodete alto por
encima de su nuca. Una era Eva, la otra era Laura, pero esa calurosa tarde de
enero podría decirse que fueron una.
Ambas
parecían haberse escapado de “La primavera” de Botticelli.
Un
rato antes sus padres las habían acompañado del brazo por un caminito que las
llevaba al altar. El padre de Eva, Gerard, no pudo contener las lágrimas cuando
el pastor comenzó a hablar.
El
sonido de unos violines invitaba a la gente a entrar a una gran carpa blanca.
Allí estaban preparadas las mesas y la
pista de baile. Laura y Eva se calzaron unas zapatillas All Star y unos
músicos, vestidos de traje negro empezaron a tocar el vals. Entonces ellas se
miraron a los ojos y empezaron a bailar. Los invitados también lo hicieron.
Bailaron mujeres con hombres, mujeres con mujeres y hombres con hombres.
Un
mes antes, en diciembre de 2008, Laura y Eva se habían unido civilmente en el
registro de la calle Uruguay en Capital Federal.
En
el año 2002, Buenos Aires se había convertido en la primera jurisdicción de
América Latina en legalizar la Unión Civil entre personas del mismo sexo. Sus
alcances eran limitados pero sirvieron como base para que en el 2010 se haga
efectiva la Ley de Matrimonio Igualitario. Ley con la cual se ampararon, para
las familias homoparentales, los mismos derechos que las familias
heterosexuales. Ambas habían elegido vestidos ajustados y cortos con los cuales
dejaban lucir sus largas piernas. Brillaban como si una luz las estuviese
iluminando permanentemente. Igual que en sus ensayos.
-¿Chicas
de dónde conocen a sus testigos?- preguntó la
jueza que oficiaba la unión.
-Selva
es una amiga mía de toda la vida- dijo Eva.
-Darío
fue mi novio durante cuatro años- contó Laura y lanzó una carcajada. Familiares,
amigos y jueza incluida estallaron en una risa que inundó el salón.
…
La primera vez que el test dio positivo lo gritaron a los cuatro vientos.
Hubo
más de un intento. Laura y Eva primero recurrieron a un banco de inseminación
artificial. Hubo dos tratamientos, pero con ninguno de ellos. Laura quedó
embarazada. Después de un tiempo pensaron en un amigo gay que tenían en común.
-Fuimos totalmente honestas con él -cuenta
Eva-. Nos sentamos en un bar y le dijimos: “Queremos que seas el donante para
poder tener nuestro hijo”
En
el primer intento con Mario como donante, el embarazo se interrumpió de manera
natural. El dolor por la pérdida de esa ilusión las distanció.
-Como
pareja nos sobrepasó- recuerda Eva con angustia y los ojos nublados.
Pasó
un año y ambas conocieron a otras personas. Pero un día volvieron recordaron su
sueño: formar una familia y envejecer juntas. Entonces apostaron a su amor.
Una
mañana de julio Mario volvió a la casa de Eva y de Laura. Laura se recostó en
la cama y apoyó sus caderas elevadas sobre un almohadón. Luego, Eva cargó la
muestra de esperma en una jeringa sin aguja. La insertó suavemente en la vagina
de Laura, lo más adentro que pudo. Después, la retiró y Laura se mantuvo en
reposo unos treinta minutos.
…
Se abre la puerta de la casa y se ven juguetes por todas partes. En la pared que da a la cocina, ahora hay al menos veinte portarretratos de distintos colores. Las fotos son de hijas que se convirtieron en madres, de hermanos y amigos que se convirtieron en tíos y tías, de padres que se convirtieron en abuelos, y de abuelos que se convirtieron en bisabuelos de la pequeña Lina.
-¡Lini
te vas a caer!- grita Eva mientras la baja de la escalera.
-¡Amor,
no la saques así!- dice Laura que trajo un rollo de papel gigante y crayones
para dibujar en el piso.
Lina
llegó al mundo a la 1:50 del 10 de abril de 2013, con 3 kilos 450 gramos de
amor y dos madres que la esperaban con ansias.
El
4 de marzo Eva y Laura se habían unido en matrimonio bajo la nueva ley.
-Fue
un trámite, nosotras sentíamos que ya nos habíamos casado. Pero necesitábamos
asegurarnos que las dos tendríamos derechos sobre nuestra hija- explica Laura.
-Uno
no sabe lo que es ser madre pero yo además no entendía cuál iba a ser mi rol- cuenta
Eva, quien durante el embarazo se preguntaba: “¿Voy a tener que ser como un
padre?"
Una
vez por semana Mario cuida a Lina por algunas horas. Ambas madres, delante de
la beba, se refieren a él como “papá”. Pero los ojos de Laura muestran cierto
temor.
-Yo
no quería decirle “papá” pero se fue generando un vínculo- confiesa Laura.
-Antes
de que Lina naciera yo tenía miedo, pero ahora siento que tengo mi lugar. Me
siento segura- agrega Eva mientras su nueva melena castaño oscuro asoma por sus
hombros.
Para
el 2015 planean buscar otro bebé. Entonces será el turno de Eva.
-Vamos
a volver a elegir a Mario como donante- admiten ambas con convicción.
-Sí,
me parece que lo que decidimos es complejo pero está buenísimo- agrega Laura.
Lina
se tira en el suelo a pintar. Tiene el pelo dorado, con rulos en las puntas, y
los mismos ojos azul profundo que su madre biológica, pero en su partida de
nacimiento Lina, es Lina Wilhalm Roman.